lunes

respaldo dle indice al 14 jun 2021

 














Batalla de independencia, Última  (publicado ago 2020)


































































































































Los autores que han participado hasta ahora en la Revista electrónica "La hormiga en línea" son:

Acosta, Edith

Aldasoro Ruiz, Beatriz

Aquino, Gustavo

Borboa Gómez, Martin

Cano Ayala, María de Lourdes

Cantalicia, Nayarito

Carbajal Cortés, José

Carrasco Aquino, Roque Juan

Colín, Diana N.

Garibay, Patricio

Garrido, Paulina

Gaviño Quero, Manuel

Luna Mendoza, Joel

Martínez Legorreta, Teresa

Mondrágon Nieto, Jorge

Peña Fernández, Marcelino

Reséndiz Pizarro, Ana Marisol

Rocha Vargas, Otilia

Rodríguez García, Martina

Sevilla Tapia, Antonio

Solórzano Carvajal, María Elena

Urdapilleta Arredondo, Antonio


viernes

respaldo al 28 feb 2020

LA HORMIGA EN LINEA (revista electrónica) 


SOCIEDAD CERVANTINA DE AZCAPOTZALCO


AHUEHUETES / GUADALUPE ROBLES  (nota 1)    (nota 2)     (nota 3)

CRONISTA MARIA ELENA SOLORZANO 

CRONICAS Y LEYENDAS DE AZCAPOTZALCO

XANCOPINCA - GILBERTO PEREZ RICO

SITIOS HISTORICOS - GILBERTO PEREZ RICO    (pág 1)     (pág 2)      (pág 3)

GUIA DE TEMPLOS Y CAPILLAS - GILBERTO PEREZ RICO

HALLAZGOS ARQUEOLOGICOS INAH 2019

CAMINO REAL TIERRA ADENTRO POR AZCAPOTZALCO

AZCAPOTZALCO "BARRIO MAGICO" - MEXICO DESCONOCIDO

AZCAPOTZALCO - REVISTA ARQUEOLOGIA MEXICANA (varias publicaciones, menú para elegir de entre 14 de ellas)

BARRIO HISTORICO DE AZCAPOTZALCO - CLAUDIA HIGUERA MENESES

TEZOZOMOC MAXTLA Y NEZAHUALCOYOTL - PATRICK LESEBRE

EL SABINO MAGICO DE SANTA CATARINA - JOSE CARBAJAL CORTES

TESTIGO VERDE DE SANTA CATARINA - JAIME LOPEZ

TEPANECAS - ANTONIO LOPEZ RODRIGUEZ

EL PRODIGIOSO MILIGRAMO (un excelente cuento de hormigas) - JUAN JOSE ARREOLA

FUTBOL RAPIDO DE BARRIOS - MARTIN BORBOA



LIBROS Y PDF´S


Antropología e Historia de Azcapotzalco (José Antonio González Gómez) PDF

Mexicapan y Tepanecapan (María Castañeda de la Paz) PDF

Retablos de la Capilla del Rosario en Azcapotzalco (Jorge Alberto Manrique) PDF

Fundadores de la dinastía tepaneca (Gilberto Pérez Rico) PDF

Colonia San Alvaro (María Elena Solórzano) PDF

Clavería Centenaria (María Elena Solórzano) PDF

Cementerio vecinal de San Juan Tlihuaca (María Elena Solórzano) PDF

Imaginario literario de San Juan Tlihuaca (Ulises Paniagua Olivares) PDF

Azcapotzalco, una historia por construir (Ma. Soledad Cruz Rodríguez) PDF

Cuauhnáhuac ante la hegemonía tepaneca (Carlos Santamarina Novillo) PDF

El imperio tepaneca (Carlos Santamarina Novillo) PDF

Treinta tesoros de Azcapotzalco (Pablo Moctezuma Barragán) PDF

Construcción de identidades y globalización en Azcapotzalco (Pablo Moctezuma Barragán) PDF

Preámbulo a la guerra de Azcapotzalco ((Victor M. Castillo) PDF

Significado de la guerra entre Tenochtitlán y Azcapotzalco (Silvia Limón Olvera) PDF

Programa de acción climática 2016 - 2018 (Gaceta CDMX) PDF

Parque Tezozómoc naturaleza correlativa (Marisa Leñero y Xavier Guzmán) PDF

Uso del patrimonio arqueológico San Miguel Amantla (José Alfredo Vera) PDF

Fraccionamientos porfirianos de Azcapotzalco (Teresita Quiróz Ávila) PDF

Hacienda San Antonio Clavería siglo XVIII  (Javier Torres Medina) PDF

Anuario estadístico y geográfico CDMX 2017 (Inegi) PDF

Diagnóstico ambiental del lago del Parque Tezozómoc (Ana María Contreras y Fco. Alberto Rivera) PDF

Movilización de clases medias en Clavería (Raul Rodríguez y Juan Mora) PDF

Azcapotzalco una población del postclásico visto a través de sus enterramientos (Mario Ceja Moreno) PDF

Antecedentes prehispánicos de la infanteria naval. (Secretaría de Marina. Leticia Rivera) PDF

La resemantización de un espacio sagrado  (Clementina Battcock y Caudia Andrea Gotta)  PDF

Los origenes de los pueblos indígenas de la CDMX  (UNAM)  PDF

Conquistas de los antiguos mexicanos (Robert H. Barlow)  PDF

Compendio de la historia de México (Luis Pérez Verdía) PDF

Crónica Mexicayotl (Fernando Alvarado Tezozómoc) PDF

Obras históricas (Don Fernando Alva Ixtlilxóchitl) PDF

Monarquia indiana (Juan de Torquemada. Fragmento)  PDF

Carta al Príncipe Felipe 1554 (León Portilla) PDF

El México antiguo en la historia universal (León Portilla) PDF

Trece poetas del mundo azteca (León Portilla) PDF

El proceso de aculturización de los chichimecas de Xólotl  (León Portilla) PDF

Códice Xólotl PDF

México a través de los siglos (capítulo de la batalla de Azcapotzalco)  PDF

Otomíes y mazahuas de Michoacán (Moisés Guzmán)  PDF

Conformación territorial Chichimeca  (José Alfredo Castellanos)  PDF

Restauración de jardínes históricos en México  (Saúl Alcántara) PDF

Cronología de la historia mexica PDF

Mercados de la Ciudad de México   PDF

De las chinampas a las megalopolis  (Agua.org.mx)  PDF



VIDEOS


CRONISTA ALEJANDRO BRITO

Camarones-Tagore-Magueyeras   

Unidad Hab. El Rosario

Día de Muertos en San Juan Tlihuaca


CRONISTA MARIA ELENA SOLORZANO

Leyenda de la Llorona / Clavería 

Avenida Azcapotzalco

Tema


CRONISTA ANGELES GONZALEZ GAMIO

Generalidades de Azcapotzalco      

Murales de Juan O`Gorman 

Blog de González Gamio (incluye temporadas de TV con Canal Once y TVUNAM)


CRONISTA JULEN LADRON DE GUEVARA

Mercado del centro de Azcapotzalco

Mercado Benito Juárez


CRONISTA MARISOL GUTIERREZ

El emblema de la hormiga


CRONISTA ARMANDO RAMIREZ

Casa de cultura 


CRONISTA JUAN BECERRA ACOSTA

Leyenda de los 7 ahuehuetes     

Pasado y presente de Azcapotzalco

Generalidades

Leyendas de Azcapotzalco


CRONISTA HECTOR DE MAULEON

Video 1 

Video 2             


CRONISTAS RAFAEL HERNANDEZ Y GUSTAVO AQUINO

Recorrido de leyendas


"AZCAPOTZALCO EN COMUNIDAD"

Mercado de trueque

Azcapotzalco - Palestina


CD DE MEXICO EN COMUNIDAD

Mitos y realidades cultura Tepaneca

Panteón de San Juan Tlihuaca


DANIS SWAN

Rosario Town center


ISAAC LUCIO

Historia de Azcapotzalco


"RUTA B" OLGA MARIANA

Parque Tezozomoc -Casa de cultura - Ahura Mazda


MADHUNTER JUGUETES

Tianguis de la Naranja- Mercado de pulgas


HALLAZGOS ARQUEOLOGICOS 2019

Hallan plataforma prehispánica en centro de Azcapotzalco (Inah Tv)

Encuentran, sacan objetos y tapan vestigios arqueológicos (Tv Azteca)


SEMARNAT

Centro verde Azcapotzalco


CANAL 40

El antiguo barrio de Azcapotzalco (al abrir de clic en la palabra <Open>)


GUADALUPE ROBLES

Peligra patrimonio en San Juan Tlihuaca


OTROS

CARROS ENLODADOS

MUSEO TEZOZOMOC

PARQUE TEZOZOMOC

COMO ERA AZCAPOTZALCO

FIESTA DE SAN MARTIN XOCHINAHUAC


HOMENAJE A JOSE JOSE EN DIAS DE SU PARTIDA

Video 1


AUDIO (podcast)


Historiador Julio Arellano


ACTIVIDADES Y NOTICIAS


VISION ALTERNA

FORO CULTURAL AZCAPOTZALCO

ARENA CIUDAD DE MEXICO

CENTRO CULTURAL XITLE

NOTICIAS ALCALDIA

REVISTA PROCESO (filtra lo que se refiere a Azcapotzalco)


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SAN MARTIN XOCHINAHUAC 

TODOS SOMOS AZCAPOTZALCO

ALCALDIA DE AZCAPOTZALCO 

DIOCESIS DE AZCAPOTZALCO

LIBRERIA PARROQUIAL

GLORIETA DE LOS AHUEHUETES en San Juan Tlihuaca

PARQUE TEZOZOMOC

LA CASA DE LAS BRUJAS (teatro hecho en Azcapotzalco)

EL FANTASMA DE LA MONJA (teatro sobre Azcapotzalco)


GASTRONOMIA  cuya trayectoria inició en Azcapotzalco


Petroleras originales de Azcapotzalco desde 1950

Famosas Petroleras "Vero" creadores de las Aplastadas


Mesón Taurino - Gaoneras - Caldo Chintololo

El Bajío                La Casa de Toño

Nicos                    El Nevado

Alvaros                Ahura Mazda

El pescador          Azkatl     

Once 28               El nuevo jade

Minichelista        Churros Llobregat

Café Solar           Maizajo

Galletas Cuétara    Coffee Friends

La casa de los patos

Intimismo (Galería bar)

Cervecería Toluca (Cantina)

La Luna (Cantina)

Dux de Venecia (Cantina)

Segundo piso (Nocturno)


ALGUNOS ARTICULOS


Armando Navarro Rodríguez  (Murales de Rivera y Siqueiros en Centro Médico La Raza)

Jorge Pedro Uribe Llamas  (Azcapotzalco un hormigueo)

Angeles González Gamio  (O`Gorman y Azcapotzalco)    (Manuel Gamio)

Radio Calpulalpan   (Museo de Azcapotzalco)

El Universal    (La ciudad en el tiempo, imágenes y notas interesantes, ir moviendo a la derecha)    (La refinería que se convirtió en parque)

Más por más  (La ciudad de México en el tiempo. Incluye fotos antiguas)

María Castañeda de la Paz (Dos parcialidades étnicas en Azcapotzalco)         (La pintura de la Peregrinación Aculhua Mexica)

Chilango (Lo básico de Azcapotzalco)

Donde ir   (Donde ir en la delegación Azcapotzalco)

Quadratin  (El reloj monumental de Azcapotzalco)

Secretaría de Turismo CDMX   (Ahuehuete de Santa Catarina)    (Paseo básico por Azcapotzalco)

Arquitectura Panamericana  (Town center Rosario)

Lagazetadf.com   (Día de muertos en San Juan Tlihuaca)

Héctor Galán Pane  (Historia de los tranvías en Cd. de México, señala ruta del tranvía desde el Zócalo capitalino hasta Azcapotzalco)

Asociación Industrial Vallejo  (Historia, Actualidad, reconocida como la zona industrial más importante del país)

El Universal  (León Portilla inaugura archivo histórico de Azcapotzalco)   (El gentilicio que le da identidad a Azcapotzalco)

Programa delegacional urbano  (Historia, estadisticas, diagnostico, hectáreas por colonia. Siglo XX)

La silla rota  (Azcapotzalco turístico)

Local.mx   (5 paraísos de Azcapotzalco)

Lamudi.com.mx  (6 razones para vivir en Azcapotzalco)

Expansión  (Chinampa en Parque Tezozómoc)

Turimexico.com (Historia de Azcapotzalco)

Mi ambiente   (¿Que hicimos del Rancho Grande?)

Letras libres. León Portilla (Tlacaélel un sabio poder detrás del trono) 

León Portilla  (Totoquihuatzin, el primero de Tlacopan)

Jerzy Achmatowicz  (Antonio Valeriano ¿autor del Nican mopohua?)

MXCITY (Tonacatépetl. El delirante mito del robo del maíz )

Caminometro  (Azcapotzalco)

Matadornetwork.com  (¿Quién tenía el poder antes que los mexicas?)

Lo chido de mi barrio  (Entre brujas y ahuehuetes)

Celeberrima.com  (11 árboles emblemáticos de México)

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jueves

EL PRODIGIOSO MILIGRAMO


EL PRODIGIOSO MILIGRAMO

CUENTO DE JUAN JOSE ARREOLA

“Una hormiga censurada por la sutileza de sus cargas y por sus frecuentes distracciones, encontró una mañana, al desviarse nuevamente del camino, un prodigioso miligramo. 

Sin detenerse a meditar en las consecuencias del hallazgo, cogió el miligramo y se lo puso a la espalda. Comprobó con alegría que era una carga justa para ella. El peso ideal de aquel objeto daba a su cuerpo extraña energía; como el peso de las alas en el cuerpo de los pájaros. En realidad, una de las causas que anticipan la muerte de las hormigas es la ambiciosa desconsideración de sus propias fuerzas.

Después de entregar en el depósito de cereales un grano de maíz, la hormiga que lo ha conducido a través de un kilómetro apenas tiene fuerzas para arrastrar al cementerio su propio cadáver.

La hormiga del hallazgo ignoraba su fortuna, pero sus pasos demostraron la prisa ansiosa del que huye llevando su tesoro. Un vago y saludable sentimiento de reivindicación comenzaba a henchir su espíritu. Después de un larguísimo rodeo, hecho con alegre propósito, se unió al hilo de sus compañeras que regresaban todas, al caer la tarde, con la carga solicitada ese día: pequeños fragmentos de hoja de lechuga cuidadosamente recortados. El camino de las hormigas formaba una delgada y confusa crestería de diminuto verdor. Era imposible engañar a nadie; el miligramo desentonaba violentamente en aquella perfecta uniformidad. Ya en el hormiguero, las cosas empezaron a agravarse. 

Las guardianas de la puerta, y las inspectoras situadas en todas las galerías, fueron poniendo objeciones cada vez más serías al extraño cargamento. Las palabras "miligramo" y "prodigioso" sonaron aisladamente, aquí y allá, en labios de algunas entendidas. Hasta que la inspectora en jefe, sentada con gravedad ante una mesa imponente, se atrevió a unirlas diciendo con sorna a la hormiga confundida: "Probablemente nos ha traído usted un prodigioso miligramo. La felicito de todo corazón, pero mi deber es dar parte a la policía".

Los funcionarios del orden público son las personas menos indicadas para resolver cuestiones de prodigios y de prodigiosos miligramos. Ante aquel caso imprevisto por el código penal procedieron con apego a las ordenanzas comunes y corrientes, confiscando el miligramo con hormiga y todo. Como los antecedentes de la acusada eran pésimos se juzgó que un proceso era de trámite legal. Y las autoridades competentes se hicieron cargo del asunto.

La lentitud habitual de los procedimientos habituales iba en desacuerdo con la ansiedad de la hormiga, cuya extraña conducta la indispuso hasta con sus propios abogados. Obedeciendo al dictado de convicciones cada vez más profundas, respondía con altivez a todas las preguntas que se le hacían. Propagó el rumor de que se cometían en su caso gravísimas injusticias, y anunció que muy pronto sus enemigos tendrían que reconocer forzosamente la importancia del hallazgo. Tales propósitos atrajeron sobre ella todas las sensaciones existentes. En el colmo del orgullo dijo que lamentaba formar parte de un hormiguero tan imbécil. Al oír semejantes palabras el fiscal pidió con voz estentórea la sentencia de muerte. Esa circunstancia vino a salvarla el informe de un célebre alienista, que puso en claro su desequilibrio mental. 

Por las noches, en vez de dormir la prisionera se ponía a darle vueltas a su miligramo, lo pulía ampliamente y pasaba largas horas en una especie de éxtasis contemplativo. Durante el día lo llevaba a cuestas, de un lado a otro en el estrecho calabozo. Se acercó al fin de su vida presa de terrible agitación. Tanto que la enfermera de guardia pidió tres veces que se le cambiara de celda. La celda era cada vez más grande pero la agitación de la hormiga aumentaba con el espacio disponible. No hizo el menor caso a las curiosas que iban a contemplar en número creciente, el espectáculo de su desordenada agonía.


Dejó de comer, se negó a recibir a los periodistas y guardó un mutismo absoluto. Las autoridades superiores decidieron trasladar a un manicomio a la hormiga enloquecida. Pero las decisiones oficiales adolecen siempre de lentitud. Un día al amanecer la carcelera halló quieta la celda, llena de un extraño resplandor. El prodigioso miligramo brillaba en el suelo, como un diamante inflamado de luz propia. 

Cerca de él yacía la hormiga heroica, patas arriba, consumida y trasparente. La noticia de su muerte y la virtud prodigiosa del miligramo se derramaron como inundación por todas las galerías. Caravanas de visitantes recorrían la celda, improvisaban en capilla ardiente. Las hormigas se daban contra el suelo en su desesperación. De sus ojos deslumbrados por la visión del miligramo corrían lágrimas en tal abundancia que la organización de los funerales se complicó por el problema del drenaje. A falta de ofrendas florales suficientes, las hormigas saqueaban los depósitos para cubrir el cadáver de la víctima con alimentos.


El hormiguero vivió días indescriptibles, mezcla de admiración, de orgullo y de dolor. Se organizaron exequias suntuosas, colmadas de bailes y banquetes. Rápidamente se inició la construcción de un santuario para el miligramo, y la hormiga incomprendida y asesinada obtuvo el honor de un mausoleo. Las autoridades fueron depuestas y acusadas de inepcia.

A duras penas logró funcionar poco después un consejo de ancianas que puso término a la prolongada etapa de orgiásticos honores. La vida volvió a su curso normal gracias a innumerables fusilamientos. Las ancianas más sagaces derivaron entonces la corriente de admiración devota que despertó el miligramo a una forma cada vez más rígida de religión oficial. Se nombraron guardianas y oficiantes. 

En torno al santuario fue surgiendo un círculo de grandes edificios, y una extensa burocracia comenzó a ocuparlos en rigurosa jerarquía. La capacidad del floreciente hormiguero se vio seriamente comprometida. Lo peor de todo fue que el desorden, expulsado de la superficie, prosperaba con vida inquietante y subterránea. Aparentemente el hormiguero vivía tranquilo y compacto, dedicado al trabajo y al culto, pese al gran número de funcionarias que se pasaban la vida desempeñando tareas cada vez menos estimables. Es imposible saber cual hormiga albergo en su mente los primeros pensamientos funestos. Tal vez fueron muchas las que pensaron al mismo tiempo, cayendo en la tentación. 

En todo caso se trataba de hormigas ambiciosas y ofuscadas que consideraron blasfema la humilde condición de la hormiga descubridora. Entrevieron la posibilidad de que todos los homenajes tributados a la gloriosa difunta les fueran discernidos a ellas en vida. Empezaron a tomar actitudes sospechosas. Divagadas y melancólicas se extraviaban adrede del camino y volvían al hormiguero con las manos vacías. Contestaban a las sospechosas sin disimular su arrogancia; frecuentemente se hacían pasar por enfermas y anunciaban para muy pronto un hallazgo sensacional. Y las propias autoridades no podían evitar que una de aquellas lunáticas llegara el día menos pensado con un prodigio sobre sus espaldas. Las hormigas comprometidas obraban en secreto, y digámoslo así por cuenta propia. 

De haber sido posible un interrogatorio general, las autoridades habrían llegado a la conclusión de que un cincuenta por ciento de las hormigas, en lugar de preocuparse por sus mezquinos cereales y frágiles hortalizas, tenían los ojos puestos en la sustancia incorruptible del miligramo.
Un día ocurrió lo que debía ocurrir. Como si se hubieran puesto de acuerdo, seis hormigas comunes y corrientes, que parecían de las más normales, llegaron al hormiguero con sendos objetos extraños que hicieron pasar, ante la general expectación, por miligramos de prodigio. Naturalmente no obtuvieron los honores que esperaban, pero fueron exoneradas ese mismo día de todo servicio. 

En una ceremonia casi privada, se les otorgó el derecho a disfrutar de una renta vitalicia. Acerca de los seis miligramos fue imposible decir nada en concreto. El recuerdo de la imprudencia anterior apartó a las autoridades de todo propósito judicial. Las ancianas se lavaron las manos en consejo, y dieron a la población la más amplia libertad de juicio. Los supuestos miligramos se ofrecieron a la admiración pública en las vitrinas de un modesto recinto y todas las hormigas opinaron según su leal saber y entender.


Esta debilidad por parte de las autoridades, sumada al silencio culpable de la crítica, precipitó la ruina del hormiguero. De allí en adelante toda hormiga agotada por el trabajo o tentada por la pereza, podía reducir sus ambiciones de gloria a los límites de una pensión vitalicia, libre de obligaciones serviles. Y el hormiguero empezó a llenarse de falsos miligramos.


En vano algunas hormigas viejas y sensatas recomendaron medidas precautorias, tales como el uso de la balanza y la confrontación minuciosa de cada nuevo miligramo con el modelo original. Nadie les hizo caso. Sus proposiciones, que ni siquiera fueron discutidas en asamblea, hallaron punto final en las palabras de una hormiga flaca y descolorida que proclamó abiertamente y en voz alta sus opiniones personales. Según la irreverente el famoso miligramo original, por más prodigioso que fuera, no tenía por qué sentar un precedente de calidad. Lo prodigioso no podía ser impuesto en ningún caso como una condición forzosa a los nuevos miligramos encontrados.


El poco de circunspección que les quedaba a las hormigas desapareció en un momento. En adelante las autoridades fueron incapaces de reducir o tasar la cuota de objetos que el hormiguero podía recibir diariamente bajo el título de miligramos. Se negó cualquier derecho de veto, y ni siquiera lograron que cada hormiga cumpliera con sus obligaciones. Todas quisieron eludir su condición de trabajadoras, mediante la búsqueda de miligramos.


El depósito para esta clase de artículos llegó a ocupar las dos terceras partes del hormiguero, sin contar las colecciones particulares, algunas de ellas famosas por la valía de sus piezas. Respecto a los miligramos comunes y corrientes, descendió tanto su precio que en los días de mayor afluencia se podían obtener a cambio de una bicoca. No puede negarse que de cuando en cuando llegaban al hormiguero algunos ejemplares estimables. Pero corrían la suerte de las peores bagatelas.
Legiones de aficionadas se dedicaron a exaltar el mérito de los miligramos de más baja calidad, generando así un desconcierto. 

En su desesperación de no hallar miligramos auténticos, muchas hormigas acarreaban verdaderas obscenidades e inmundicias. Galerías enteras fueron clausuradas por razones de salubridad. El ejemplo de una hormiga extravagante hallaba al día siguiente millares de imitadoras. A costa de gran esfuerzos y usando todas sus reservas de sentido común, las ancianas del consejo seguían llamándose autoridades y hacían vagos ademanes de gobierno.


Las burócratas y las responsables del culto, no contentas con su holgada situación, abandonaron el templo y las oficinas para echarse a la búsqueda de miligramos, tratando de aumentar gajes y honores. La policía dejó prácticamente de existir, y los motines y las revoluciones eran cotidianos. Bandas de asaltantes profesionales aguardaban en las cercanías del hormiguero para despojar a las afortunadas que volvían con un miligramo valioso. Coleccionistas resentidas denunciaban a sus rivales y promovían largos juicios buscando la venganza del cateo y la expropiación. 

Las disputas dentro de las galerías degeneraban fácilmente en riñas, y éstas en asesinatos... El índice de mortalidad alcanzó una cifra pavorosa. Los nacimientos disminuyeron de manera alarmante y las creaturas por falta de atención adecuada, morían por centenares.

El santuario que custodiaba el miligramo verdadero se convirtió en tumba olvidada. Las hormigas ocupadas en la discusión de los hallazgos más escandalosos, ni siquiera acudían a visitarlo. De vez en cuando las devotas rezagadas llamaban la atención de las autoridades sobre su estado de ruina y abandono. Lo más que conseguían era un poco de limpieza. Media docena de irrespetuosas barrenderas daban unos cuantos escobazos, mientras decrépitas ancianas pronunciaban largos discursos y cubrían la tumba de la hormiga con deplorables ofrendas hechas de casi puros desperdicios. Sepultado entre nubarrones de desorden, el prodigioso miligramo brillaba en el olvido. 

Llego incluso a circular la especie escandalosa de que había sido robado por manos sacrílegas. Una copia de mala calidad suplantaba al miligramo auténtico, que pertenecía ya a la colección de una hormiga criminal, enriquecida en el comercio de miligramos. Rumores sin fundamento, pero nadie se inquietaba ni se conmovía; nadie llevaba a cabo una investigación que les pusiera fin. Y las ancianas del consejo cada día más débiles y achacosas, se cruzaban de brazos ante el desastre inminente.


El invierno se acercaba, y la amenaza de muerte detuvo el delirio de las imprevisoras hormigas. Ante la crisis alimenticia, las autoridades decidieron ofrecer en venta un gran lote de miligramos a una comunidad vecina, compuesta de acaudaladas hormigas. Todo lo que consiguieron fue deshacerse de unas cuantas piezas de verdadero mérito, por un puñado de hortalizas y cereales. Pero se les hizo una oferta de alimentos suficientes para todo el invierno, a cambio del miligramo original.


El hormiguero en bancarrota se aferró a su miligramo como tabla de salvación. Después de interminables conferencias y discusiones, cuando ya el hambre mermaba el número de las supervivientes en beneficio de las hormigas ricas, éstas abrieron las puertas de su casa a las dueñas del prodigio. Contrajeron la obligación de alimentarlas hasta el fin de sus días exentas de todo servicio. Al ocurrir la muerte de la última hormiga extranjera pasaría a ser propiedad de las compradoras. 

¿Hay que decir lo que ocurrió poco después en el nuevo hormiguero? Las huéspedes difundieron allí el germen de su contagiosa idolatría, Actualmente las hormigas afrentan una crisis universal. Olvidados de sus costumbres, tradicionalmente practicas y utilitarias, se entregan en todas partes a una desenfrenada búsqueda de miligramos. Comen fuera del hormiguero, y solo almacenan sutiles y deslumbrantes objetos. Tal vez muy pronto desaparezcan como especie zoológica y solamente nos quedará, encerrado en dos o tres fábulas ineficaces, el recuerdo de sus antiguas virtudes”.


viernes

EL SABINO MAGICO DE SANTA CATARINA


 LUGARES DE AZCAPOTZALCO: El PASEO DE LOS AHUEHUETES Y EL SABINO MÁGICO DE SANTA CATARINA


 Por: José Carbajal Cortés, cronista de Azcapotzalco.

Imagen tomada de Monografias.com.

  Existen hasta nuestros días, como en antaño, aunque en menor proporción, un tipo de gran árbol estimado por los antiguos habitantes de nuestro México, tal son los grandiosos árboles conocidos como ahuehuetes o sabinos.

  En el Diccionario del náhuatl en el español de México de Montemayor, encontramos una definición de lo que es este majestuoso árbol: “Ahuehuete. Sabino de larga vida que crece a las orillas de ríos y lagunas de gran tamaño y corpulento de la fam. de las Taxodiáceas. De ahuéhuetl, que Sahagún (Fray Bernardino de) registra como sabino”.

  La palabra Ahuéhuetl, en náhuatl significa viejo del agua debido a que habita cerca de algún ojo de agua, arroyos y manantiales, y de que se dice que son árboles tan viejos que llegan a ser milenarios, ya que viven de 500 años a 2000 mil.

  El ahuehuete es un árbol que puede llegar a alcanzar los 40 metros de altura o más, de tronco grueso, con corteza café grisácea y agrietada, originario de México y Guatemala, muy longevo y que fue cultivado para adornar los lugares y jardines de los sitios reales de los antiguos gobernantes del México prehispánico y que, con el correr del tiempo, ya en la etapa moderna fue considerado por decreto el Árbol Nacional de México, en el año de 1921, en la conmemoración de los festejos que siguieron a la Independencia, por su tamaño monumental, tradición y longevidad.

  Un lugar que fue conocido en antaño en Azcapotzalco, y que en tiempos pretéritos (y aún hoy) era un sitio de reunión y de paseo es lo que se conoce como El Jardín De Los Ahuehuetes o la Plaza de los Ahuehuetes, que se encuentra localizado en el Pueblo de San Juan Tlilhuaca, pero se le conoció tradicionalmente al camino que llevaba a esta Plaza como la “Calzada de los Ahuehuetes” o en alguna época como “el Paseo de los Ahuehuetes” esto en el tiempo decimonónico, ya que se dice que don Porfirio Díaz, venía a pasear a esta rúa o camino para contemplar los ahuehuetes. Actualmente, esta calle lleva el nombre de Miguel Lerdo de Tejada, rebautizándola así en el siglo XX, perdiendo este antiguo camino el nombre con que era llamada y conocida, pues como el Paseo de los Ahuehuetes, que es como todavía le llaman los habitantes de estos lugares, ya que ahora sólo queda en la memoria y en los testimonios visuales de las fotografías que han quedado como una memoria gráfica,  que nos brindan como eran estos corpulentos árboles de antaño  en una manera mágica de evocación y recuerdo en las imágenes de dibujos en litografías y de fotos. 

  Existían pues desde tiempos prehispánicos inmemorables 7 Sabinos, después quedaron 5 y en la década de 1930 existían todavía 3 de ellos, pero actualmente solo queda uno que desafortunadamente es sólo un tronco, en este lugar donde existía un manantial u ojo de agua que se ha secado. Se dice que su origen de éstos árboles se remonta a la época en que los Tepanecas fundaron Azcapotzalco, ya que estos los traían con ellos y, plantándolos le llamaron a este lugar como Ahuhuetitla o Ahuehuetitlán (lugar de ahuehuetes).

  Nos dice Manuel Ramírez Aparicio, allá del año de 1850, de un conjunto de árboles, que a lo lejos parecían uno y que, al acercarse, de manera fantástica, se podían ver varios de ellos, reunidos como si se protegieran y conversaran estos enormes vegetales, ¡¡¡tales eran los Ahuehuetes de San Juan Tlilhuaca o Tlilhuacan!!!   Para aquel entonces, eran cinco los ahuehuetes, ya que nos narra Aparicio que: “Señoreando la llanura en majestuoso aislamiento, aparecen desde lejos como un solo individuo. Descansad sobre la sombra que os brinda la cepa de los ahuehuetes y contemplemos esta maravilla del reino vegetal… ¡De cuantos acontecimientos no habrán sido testigos estos árboles! ¡Los primeros señores de Azcapotzalco vinieron tal vez a solazarse bajo su copa, y les confiaron sus proyectos de ambición y sus ensueños de amor y de gloria!”

  Y nos cuenta la leyenda referida por Ramírez Aparicio, que hace mucho tiempo decían que este lugar estaba encantado, que quien tomará del agua que nacía junto a los ahuehuetes ya no se volvía a saber más de él y, este encantamiento desapareció, gracias a los padres del Convento Dominico que se encontraba cerca,  ya que rezaron y rezaron, poniendo a la Virgen en un Altar y echando tierra sobre el agua hasta cubrirla por lo que según el encanto terminó, pero dicen que si uno pone el oído contra la tierra, todavía oirá el ruido del agua, que pasa por debajo…
  La leyenda atribuye a Nezahualcóyotl el haber sembrado ahuehuetes en muchos lugares del Valle de México, aunque éstos de Azcapotzalco son más antiguos…conocidos ya de los tepanecas y de Tezozómoc, aunque varios de ellos han desaparecido, desde el siglo XX, como por ejemplo los del templo de San Miguel Amantla, que fueron tumbados plantando otros menos corpulentos en su lugar, no siendo ya los originarios. Los ahuehuetes o viejos del agua eran el símbolo de los gobernantes del México antiguo y el árbol predilecto del Hue Tlatoani Tezozómoc con el que este gobernante hermoseo sus ciudades, ya que se dice tenía en gran estima esta planta.

El ahuehuete de Sta. Catarina. Imagen tomada de mxcity.mx.

  En Santa Catarina en Azcapotzalco, se yergue orgulloso, majestuoso, el Ahuehuete del Pueblo de Santa Catarina. Se cuenta que es sabino tiene más de 700 años, siendo un emblema de este pueblo y de incluso de la Ciudad, entre otros que también existen en la Metrópoli. Este corpulento árbol, se encuentra a un costado de la Capilla de Sta. Catarina, erigida en el siglo XVII y también como referencia se encuentra la “Escuela Primaria Sotero Prieto”, cuyo proyecto arquitectónico de esta escuela estuvo a cargo del arquitecto y pintor Juan O´Gorman. Si visitamos éste gran Sabino, apreciaremos su follaje, como da una gran sombra, en su cercanía se respira un aire diferente y se siente un viento distinto, mágico lugar sin duda, que es uno de los rincones misteriosos de Azcapotzalco, dicen los más viejos habitantes del lugar que este árbol murmura, si escuchamos el movimiento de sus hojas con atención parece decir veeennn, veeennn… y, cuentan también, que en la cercanía  de éste vetusto árbol, en noches de luna llena, se aparece la silueta de una mujer con un vestido blanco de larga cabellera oscura que va flotando lentamente, esto es que se aparece desplazándose a un costado de éste Sabino de Santa Catarina, de manera silenciosa, dicen unos, con lloros y lamentos dicen otros, para después dicen desaparecer… (Como me lo contaron, aquí en Sta. Catarina te lo cuento).

  En Azcapotzalco descansan estos “Viejos” en San Juan, Santa María, San Miguel, Santo Domingo, Santiago Ahuizotla, los Reyes, y en la Casa de Cultura y más allá… que se conservan en la memoria al visitar lugares como han sido Chapultepec, Popotla, Tacuba, Los Remedios o el Tule en Oaxaca, lugares que se reconocen por la existencia de estos majestuosos y longevos “Los Viejos del Agua”, que han llamado la atención y capturado pasajes de nuestra historia en sus raíces y que seguramente muchos de estos árboles comparten un parentesco en Azcapotzalco  y a lo largo de nuestra Ciudad de México y que, ha sido, este ahuehuete motivo de visitas guiadas de manera especial, como un lugar a visitar en el Pueblo de Santa Catarina, un rincón mágico de Azcapotzalco.